miércoles, 30 de septiembre de 2009

Tiene güevos la codicia eólica


El protagonismo del urogallo cantábrico está alcanzando enormes cotas de interés por parte de los medios de comunicación, hasta el punto -la puntilla se la están dando los insaciables del dinero público- que Diario de León refleja en sus páginas la doble moral con que se contemplan las dos caras de un terrible problema: por un lado el anunciado debate entre la Dirección General de Energía y Minas de la Junta de Castilla y León y la Asociación de Promotores de Energía Eólica de Castilla y León (Apecyl), mientras en contraportada -edición León- nos anuncian sin rubor alguno, la muerte segura de esta subespecie de aquí a diez años vista.

Si la Fundación de Patrimonio Natural de Castilla y León ha puesto en marcha un proyecto para proteger y mejorar el hábitat del urogallo cantábrico en los municipios de Igüeña (Parque eólico Quintana) y Folgoso de la Ribera (Parques eólicos Valdelín y anexo a Valdelín), siendo apoyado por la propia Junta de Castilla y León, en colaboración con la Obra Social de La Caixa y cuyo presupuesto total asciende a 122.216, 59 euros, es muy probable que nadie, en su sano juicio, alcance a entender donde irá a parar esta considerable suma de dinero, cuando los alcaldes de estos dos ayuntamientos han apoyado a cara descubierta a los promotores eólicos.

El famoso DECRETO 4/2009, de 15 de enero, por el que se aprueba el Plan de Recuperación del Urogallo Cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus) y se dictan medidas para su protección en la Comunidad de Castilla y León, dice textualmente: "En la provincia de León, el área de distribución de la especie se encontraba ya dividida en dos núcleos en 1982, sin presencia de ejemplares en la parte central, zona donde las últimas citas continuadas de urogallo datan de la década de los sesenta. Desde entonces, el área de distribución parece haberse reducido en más de un 40%, dando lugar a un proceso de fragmentación de la población y al aislamiento en pequeños núcleos con un futuro incierto. Esta situación es mucho más acusada en la parte oriental del área de distribución, permaneciendo la población occidental en una situación aparentemente más estable". Resulta a todas luces inevitable preguntarse: ¿Para que demonios sirve tan cacareado decreto?

Evidentemente la situación del urogallo se encuentra en una alarmante regresión, amenazada por diferentes tipos de riesgo a los que debemos añadir la nueva amenaza de las modernas industrias renovables, a las ya apuntadas en su día por Hispania Nostra: predación de las puestas y polladas fundamentalmente por jabalíes y zorros; condiciones meteorológicas adversas durante el período reproductor; furtivismo; destrucción y alteración del hábitat por prácticas silvícolas inadecuadas; incremento del turismo; sustracción de huevos para los ineficaces programas de cría en cautividad. Y, además, una amenaza mucho más reciente, que no es otra que la de los medios de comunicación y consorcios económicos, ocupados ambos en inyectar enormes dosis de cinismo letal.

Para terminar, un par de apuntes, uno lo aporta un vecino de Valdesamario, que nos comunica del tráfico de camiones transportando maquinaria de la empresa Gamesa procedente de Álava. ¡Que ya tiene güevos la cosa! ¿Pero no decían que su paralización acarrearía la ruina económica del sector eólico de la provincia? El otro procede de Tsobu de Laciana, y tiene que ver con subvenciones y condonaciones de deuda.

1 comentarios:

Alto Sil dijo...

Está claro que los promotores eólicos no van a renunciar a sus beneficios por un 'pajarraco' como el urogallo. Si el ser humano es capaz de matar a otros seres humanos por dinero, ¿qué problema supone exterminar a un simple pájaro? Y si encima la administración les ayuda, mucho más fácil.

Por cierto, ¿se sabe algo de los pollos de urogallo supervivientes del centro de cría de Sobrescobio? Tanto silencio me parece sospechoso.

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