sábado, 20 de diciembre de 2008

El pico que era el más grande del mundo


Que mejor que este poema para entender los secretos de la Sierra de Gistredo. El pico que, en nuestra infancia, era el más grande del mundo, el lugar desde donde se podía tocar el cielo.

Gistredo es para Noceda
seña de identidad.
Su cumbre, redondeada
la vigila desde el alto
cambiante y presumida.

Puede aparecer cercana,
protectora, maternal.
A veces, diosa lejana,
se viste con manto níveo
provocando las miradas
y recogiendo suspiros.

De vez en cuando, se oculta
tras un velo virginal
y sus tocados, de nubes
a los locales, preocupan
a los foráneos, seducen.

Desde su cumbre soñada,
tótem de nuestros ancestros
puedes estudiar la historia
de los que nos precedieron:
Castros celtas y romanos
y la cascada ruidosa de la Peña de Lagualta.
Allí llegas con esfuerzo,
pero es atalaya vigía,
para contemplar el Bierzo.

Gistredo, Jistredo, Xistreo, …
No importa el nombre
sólo el sentimiento.
Gistredo, no quiero verte surcado
por los molinos de viento.

Más, si en aras del “progreso”
has de verte mancillado
por astas de Polifemo
cual ciegos enamorados,
y aunque sin seguir subiendo,
¡Te seguiremos queriendo!

Autora: Nancy de Paz Fernández. Nocedense.

Poema publicado en la revista La Curuja, nº 14 -verano- 2008.
Editada por el Colectivo Cultural La Iguiada.


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