Asociaciones conservacionistas piden un «auténtico» plan eólico y solicitan que se detenga el concurso convocado por el Gobierno regional, para que se someta a evaluación ambiental y que se cuente con la participación social.
«Claro que estamos de acuerdo con la energía eólica pero no a cualquier precio». Bernardo Colsa, presidente de ADIC, resumió ayer el sentir de un total de nueve asociaciones regionales que solicitan al Gobierno regional que «detenga el concurso para la implantación de industrias eólicas de Cantabria e inicie la tramitación de un auténtico plan eólico que se someta a evaluación estratégica ambiental, al dictamen del Consejo Asesor de Medio Ambiente de Cantabria y que cuente con la necesaria transparencia y participación social».
Ramón Teja, presidente de Cantabria Nuestra, leyó un manifiesto en nombre de la asociación a la que representa y de ADIC, ARCA, Asociación Arcera, Ecologistas en Acción, Federación Acanto, Fundación Naturaleza y Hombre, Foro Becedo y SEO Birdlife. En este manifiesto las asociaciones afirman que están «seriamente preocupadas» por la decisión de la Consejería de Industria de convocar este concurso que contempla la instalación de industrias eólicas capaces de producir 1.400 megavatios de potencia y por ello urgen a la elaboración de un plan que ordene el sector «con criterios racionales de sostenibilidad ambiental y de interés general».
Las asociaciones conservacionistas se unen en un frente común para demandar un plan racional que tenga en cuenta el alto valor ambiental de la región. Lo primero que quieren dejar claro estas ONG es su decidida apuesta por las energías renovables. Pero no a cualquier precio, Carlos Sánchez, presidente de la Fundación Naturaleza y Hombre, denuncia que el plan, diseñado por la Consejería de Industria y Desarrollo Tecnológico del Gobierno de Cantabria, "está sobredimensionado". Instalar 750 molinos en esta pequeña comunidad implica, añade Sánchez, "sembrar todas las montañas con esas infraestructuras".
Estos grupos consideran imprescindible que el plan marque zonas de exclusión a preservar por su biodiversidad y valores paisajísticos y que esa decisión "sea legalmente vinculante". Pero con tanto molino previsto parece imposible que áreas con tanta riqueza natural como la montaña Oriental y Pasiega o las áreas de Hijedo y Vozpornoche "puedan salvarse de esos molinos", alerta Carlos Sánchez.
Lamentan, sobre todo, que el Gobierno regional no haya contado con el tejido social de la región para impulsar esta energía, ni la haya sometido a la evaluación estratégica ambiental preceptiva en cualquier plan o programa y afirman que esto supone un fraude, que impide la valoración de los efectos acumulados de todo el proyecto.
Las asociaciones consideran que todos estos defectos se multiplican por la falta de un Plan Regional de Ordenación del Territorio que ofrezca «coherencia» a este tipo de planes sectoriales.
Anchoas y molinos
Carlos García, representante de Arca, aseguró que su organización no descarta acudir a los tribunales si sigue adelante la iniciativa de instalar 700 aerogeneradores en Cantabria. «Es incongruente vender calidad y hablar luego de Cantabria Infinita, de paraíso natural, o vender anchoas y atentar así contra el paisaje».
García también cuestionó el informe elaborado por la Universidad de Cantabria porque ya partía de la premisa de que había que colocar 700 molinos «por lo que su labor únicamente consistía en buscar la mejor ubicación».
También criticó el uso que el Gobierno regional ha hecho de la defensa que las asociaciones ecologistas hacen a nivel nacional de la energía eólica.
- El Diario Montañés
- La Vanguardia
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