domingo, 6 de septiembre de 2009

Centrales eólicas


Mientras Pancho Purroy, desde su sección dominical en el Diario de León, atiza certero y en su forma habitual: breve y precisa, definiendo en pocas palabras donde se encuentran los verdaderos intereses de ecologistas y promotores eólicos, estos últimos continúan con su batalla mediática para conquistar definitivamente toda la Sierra de Gistreo y Coto, en su mercenario interés por hacerse con sus cumbres y plantarlas de aerogeneradores, esta vez para presionar a las altas instancias del Gobierno, aprovechando la visita presidencial anual a Rodiezmo.

Burro Amenazado

Pancho Purroy

Los ecologistas en León nos vemos acusados de energúmenos tras las alegaciones a una serie de centrales eólicas en las montañas de La Cepeda, Omaña y Gistreo, paralizadas por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. Hay que recordar que dichas centrales industriales están en cordeles de alto valor ambiental, en particular con los núcleos de urogallo cantábrico más meridionales de Europa, y que, para tramitarlas, las instalaciones han sido fragmentadas a fin de eludir la normativa ambiental. Parece que somos tan cabrones que ponemos en riesgo una inversión de 240 millones de euros y cientos de empleos.

Recordemos que estas centrales son un chollo para las empresas que las instalan, querubines que vienen a pagar a las juntas vecinales una tasa anual por molino inferior al uno por ciento de los beneficios que la hélice gigante genera. Estoy dispuesto a que mis impuestos financien energías renovables como la del viento, pero solicito que, ahora, ya con medio León -”desde el Becerril, El Redondal y Lucillo, hasta el Cea-” ocupado por molinos, se empiece por la doméstica y extensiva, la de molinillos a establecer en la terraza de casa. Esto, ni a Iberdrola, Fenosa ni otras empresas les gusta, pues lo que produzca el aerogenerador casero, privado, lo tienen que descontar del recibo de la luz, y pagarlo en el caso de que tal energía no la consuma.

El negocio eólico no está en suspenso, amenazado por los ecologistas cretinos como escriben ciertos interesados. El negociazo industrial e intensivo que pretende seguir machacando los altos de nuestras bonitas sierras, destrozando el paisaje y provocando la huida del turismo rural, necesita dar paso a un comercio justo, con implicación tanto de la Junta de Castilla y León, sólo atenta a los empresarios, como de las compañías eléctricas que no quieren saber nada de aerogeneradores domésticos. Energía eólica sí, pero en nuestras casas, para contribuir a ahorrar petróleo, gas y caudales hídricos.



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