sábado, 11 de octubre de 2008

NO SON MOLINOS, SON GIGANTES

La torpeza con que nuestra sociedad está acometiendo esta díficil etapa que hemos propiciado y ahora nos toca afrontar no tiene límites. La energía eólica, que debiera ser alternativa y sustitutiva de otras fuentes de generación contaminantes, se está implantando en muchas ocasiones en áreas de elevado valor natural y paisajístico.

Ya es lamentable que tengamos que aclarar, cada vez que hablamos de este tema, que estamos totalmente a favor de energías limpias, como no podría ser de otra manera. Sin embargo, cuando los enormes molinos y sus instalaciones complementarias (vías de acceso, subestaciones, líneas de evacuación) se apropian de paisajes muy valiosos, como sucede en buena parte de los que se instalan en la Cordillera, estamos creando un problema que la sociedad en conjunto debe observar y remediar antes de que sea demasiado tarde... aunque para algunos enclaves ese plazo ya ha caducado.

Y es que la proliferación de parques eólicos en el paisaje de la Cordillera no cesa. Cuando ya han sido destrozados por pistas, tendidos eléctricos y aerogeneradores un gran número de cordales montañosos en las provincias de Burgos y Palencia, cuando estamos viendo crecer estas desproporcionadas infraestructuras en los Montes de León, en La Cabrera y en las sierras zamoranas a un ritmo frenético, ahora le llega el turno a las comarcas de Omaña, Cepeda y El Bierzo Alto, donde ni siquiera la presencia de especies tan emblemáticas y amparadas por la ley como el Urogallo Cantábrico no están sirviendo a la administración para poner freno a este desarrollo energético mal planificado.

Desde el año 2001, la Consejería de Medio Ambiente ha emitido declaración de impacto ambiental favorable para 13 parques eólicos en estas últimas comarcas. En 6 de ellos, la propia Administración Autonómica tiene constancia de la importancia que el área de ubicación del parque posee para la conservación del Urogallo Cantábrico.

En total son más de 350 aerogeneradores los aprobados, que unidos a la red de pistas de acceso, a los tendidos eléctricos y a las estaciones transformadoras suponen, no solo un impacto paisajístico de enorme magnitud, sino que vulneran flagrantemente la legislación, ya que comprometen seriamente el futuro de especies en peligro de extinción como el Urogallo Cantábrico o el Oso Pardo.

La trampa que a menudo se esta utilizando por parte de los promotores de estos parques eólicos, que buscan el beneficio empresarial en las ayudas económicas y burocráticas que se otorga a esta forma mal entendida de energía renovable, consiste en tramitar por separado el parque eólico de la línea eléctrica de alta tensión necesaria para evacuar la energía. Así, a pesar de estar exigido, en la normativa que regula los preceptivos estudios de impacto ambiental, el análisis conjunto de todos los elementos que conforman la explotación eólica, el proyecto se fragmenta, resultando infraestructuras de menor entidad y superficie de afección, que resultan más aptas para suavizar los resultados de los informes. De este modo, se concluye, más fácilmente, que los impactos que se producen son mínimos. Esta fragmentación, en última instancia, acaba por beneficiar a los promotores, en perjuicio de los valores ambientales por los que el proceso administrativo debería velar.

El último caso se ha dado este mes de febrero del 2008 con la declaración de impacto ambiental “favorable” para la línea de alta tensión que recorrerá toda Omaña con el fin de evacuar la energía eléctrica producida por el parque eólico “Murias II”, que había sido autorizado en junio de 2003. En aquella fecha ni siquiera se sabía por dónde iba a ir la línea eléctrica.

Desde entonces la situación legal ha cambiado:
En noviembre de 2003, toda la comarca fue declarada Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA “Omañas” ES0000364), debido, entre otras cosas, a la presencia de Urogallo Cantábrico.
En 2005, debido al profundo declive poblacional, la especie pasa a ser declarada “En Peligro de Extinción”.

El impacto ambiental de la línea de alta tensión, una vez más, ha sido analizado sin tener en cuenta el del parque eólico. Según esto se concluye que sólo afecta a la ZEPA Omañas en una parte mínima, 5,5 km., de todo el trazado. No se tiene en cuenta para nada que el parque eólico “Murias II” afecta a más de 1.000 Ha. del citado espacio Natura 2000, y que, en conjunto, supondrán un grave factor de amenaza para la población de urogallo presente en esa zona.

La Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica ha interpuesto un recurso de alzada ante esta evidente irregularidad y falta de cumplimiento de la legislación vigente, que esperamos se traduzca en la anulación de ambos expedientes y que sirva como prueba de la falta de rigor y de exigencias ambientales que el planteamiento eólico posee actualmente en general en España y en Castilla y León en particular. Además este desorbitado crecimiento está comprometiendo seriamente los valores ambientales de ecosistemas tan frágiles como las montañas.

Fuente: PLATAFORMA PARA LA DEFENSA DE LA CORDILLERA CANTÁBRICA

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