domingo, 12 de octubre de 2008

Hidrógeno y eólicas

Imagen: Funcionamiento del almacenamiento de energía eólica.


En “Sosteniendo lo insostenible” dije que ni aunque llenáramos un país Europeo de aerogeneradores o paneles lograríamos cubrir la demanda eléctrica. Esto no era correcto. En 2006, el total de la generación eólica alcanzó la cifra de 22.198,67 GWh, lo que equivale un 8,8% del total de la demanda energética del año. Por lo que, sin tener en cuenta el avance tecnológico de los aerogeneradores, España estaría muy cerca de cubrir su demanda energética con energía eólica si multiplicara por 11 su parque eólico actual. Pero el tema clave sería como almacenar energía cuando sobra el viento para cuando falta. Uno de los avances técnicos clave que hace esta perspectiva factible es el almacenamiento en forma de hidrógeno de la energía producida por los aerogeneradores. Hasta el momento, las grandes limitaciones de la energía eólica son su variabilidad de acuerdo a las condiciones climáticas y su incapacidad de almacenamiento. Sin embargo, esta tecnología permitirá gestionar y almacenar en forma de energía química la energía eléctrica producida por los aerogeneradores.

Ya en desarrollo en el Parque Eólico Experimental Sotavento, el procedimiento es el siguiente: la energía eléctrica que se desea almacenar se deriva hacia un electrolizador, que es un dispositivo en el que el paso de la corriente disocia agua en sus dos componentes: oxígeno (O2) e hidrógeno (H2). Mientras que el O2, que no tiene contenido energético, se libera a la atmósfera, el H2 obtenido se comprime para hacer más fácil su almacenamiento en un volumen más pequeño, y se mantiene almacenado en recipientes a presión hasta el momento en el que debe emplearse para generar energía eléctrica en situaciones de demanda o necesidad de gestión.

En este caso, el H2 se utiliza como carburante en un grupo de generación eléctrica cuyo motor es similar a los de gas natural adaptado para hidrógeno. Este motor aspira aire atmosférico cuyo oxígeno, en proporción del 20%, es el que, provocado por la chispa de las bujías, reacciona con el H2 en los cilindros. La combustión del H2 + O2 libera sólo agua en un proceso inverso al que se había producido en el electrolizador. Y el cigüeñal del motor arrastra un generador que produce nuevamente energía eléctrica que se entrega a la red.

En general, este proceso es muy caro porque requiere de mucha energía y presenta ciertas complicaciones técnicas. Sin embargo, la producción de hidrógeno con los excedentes de la energía eólica es una solución sostenible. Básicamente, por la variabilidad de la demanda energética: los aerogeneradores producen energía las 24 horas, pero la demanda de consumo es alta de día y baja por la noche, por lo que se puede aprovechar esa producción para la elaboración de hidrógeno.

En este sentido, gracias al hidrógeno la energía eólica sí sería sostenible. Con el desarrollo de esta nueva tecnología, se aprovecharía plenamente el potencial y la inversión en los parques eólicos y se fortalecería su aporte en términos de la demanda total de energía. De esta forma, no sólo se estaría disminuyendo la dependencia de los combustibles fósiles y los niveles de contaminación por las emisiones de dióxido de carbono, sino que haría sostenible el desarrollo sustentable.





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