Atardecer en Omaña por Antonio Liébana Navarro
En tiempos de crisis el dinero suele ser la mejor forma, para quien dispone de grandes recursos económicos, de despejar dudas entre quienes se muestran reacios a sus inversiones especulativas, como es el caso de las poblaciones afectadas por la invasión eólica en toda la Sierra de Gistreo. Sabido es que la destrucción del medio ambiente, aunque se solape como una energía limpia y renovable, siempre causa gran inquietud entre los afectados, por lo que sus promotores hacen valer sus buenos recursos monetarios para acallar las voces de denuncia, poniendo precio a su oferta de desarrollo energético. Si en Galicia se están pagando 75.000 euros anuales por parque, independientemente del número de molinos y, revisables cada año, por aquí en nuestra sierra ya han lanzado sus ofertas crematísticas para calmar la protesta y tranquilizar bolsillos inquietos.
Las empresas promotoras han comenzado el show del dinero, aquí tan lejos de Wall Street. Atención que empieza la subasta. ¿Quien va a sacar la mejor tajada?
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