
Desde el artículo que os recomendamos publicado hoy por El País se asegura que ya "los jueces están perdiendo el miedo a paralizar grandes obras, a menudo públicas, para salvar un árbol o un animal protegido". Y en cierto modo no es de estrañar porque, si por un lado están los desmanes y apaños entre colegas en las altas esferas políticas, por otro la justicia si está respondiendo en sentencias que nos dan la razón a los conservacionistas y ánimos para continuar en la lucha mediambiental y porque prevalezca la ley. De momento se paró la estación de esquí de San Glorio y el parque eólico de San Feliz en Omaña, y en estos momentos tenemos la orden de paralización de la cantera de Catisa, que tanto sorprende a los visitantes de Las Médulas, sin olvidarnos de los cielos abiertos de Laciana.
Puede que de verdad los tiempos estén cambiando.
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