En todos los paises civilizados y tecnológicamente desarrolados se despilfarra una gran cantidad de energía; una gran parte de este gasto extra e inútil se debe a la iluminación nocturna, ya convertida en costumbre y que está asociada por la mayoría de los ciudadanos como una buena muestra de su calidad de vida. Prueba de ello, como principal ejemplo, es la absurda costumbre de tener prendidas durante toda la noche largos tramos de calles, autovías o circunvalaciones de muchas ciudades y pueblos ocasionando un enorme sobrecoste al erario público, con la consiguiente contaminación lumínica que se genera.
Claro que se necesita la luz por la noche para poder ver mientras la gente se desplaza por calles, parques o plazas, pero otra cuestión es “tirar” hacia el cielo tanta luz. Demostrado está que la mayor parte de las farolas instaladas en este país -ineficientes y mal diseñadas- casi nunca cumplen con la función de iluminar el suelo que se pisa, sino que lanzan demasiada luz hacia arriba, desperdiciando energía y dinero. De esta forma, además, de todo lo que perdemos, ocultamos la belleza de las estrellas y del espacio que nos rodea.
Claro que se necesita la luz por la noche para poder ver mientras la gente se desplaza por calles, parques o plazas, pero otra cuestión es “tirar” hacia el cielo tanta luz. Demostrado está que la mayor parte de las farolas instaladas en este país -ineficientes y mal diseñadas- casi nunca cumplen con la función de iluminar el suelo que se pisa, sino que lanzan demasiada luz hacia arriba, desperdiciando energía y dinero. De esta forma, además, de todo lo que perdemos, ocultamos la belleza de las estrellas y del espacio que nos rodea.
Con todo, y según publicó el pasado sábado el diario El País se pone de manifiesto la escasa demanda nocturna de energía, por lo que además se desperdiciará una muy importante cantidad de la que producen los parques eólicos. Lo que no nos dice la empresa que dirige Luis Atienza Serna, es que su actual política empresarial no conduce al camino del desarrollo equilibrado de las renovables, al abandono de la energía nuclear, el paulatino cierre del grifo de la dependencia de los combustibles fósiles, y lo que es más importante, la puesta en marcha de campañas de educación ciudadana basadas en el ahorro y la eficiencia en el consumo de energía, formando a profesionales, políticos y a los sufridos usuarios de la red eléctrica, quienes son víctimas de la dictadura de las "eléctricas" porque deben asumir en su recibo todos los costes de su interesada gestión de la energía que en este país se produce, importa y derrocha.
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