lunes, 4 de enero de 2010

La 'verde' eólica se queda sin prima


Que la etiqueta de ecológico vende lo revelan todos los estudios de mercado. La sociedad parece haber asumido una parte de responsabilidad en la conservación de la naturaleza pero, por contra, se vuelve como un bumerán contra los ecologistas cuando en situaciones críticas los promotores industriales -que sólo miran el negocio- alardean de la etiqueta verde y los demonizan con su poder y sus medios ante la opinón pública. Durante el desaforado proceso de construcción de parques eólicos en la provincia de León, principalmente durante el último trimestre, el autodenominado "sector eólico" parapetado en sus medios y firmemente amparado por todo tipo de estamentos sectoriales, profesionales y públicos ha arremetido contra los conservacionistas al mismo tiempo que nos vendía todas las bondades de la energía eólica, siempre con la etiqueta de verde o ecológica.

Los colectivos conservacionistas sabemos, que generar potencia eléctrica por medio de aerogeneradores, en montes comunales y de un incalculable valor medioambiental, es una de las formas más caras de producirla, pues únicamente sobrevive a base de subvenciones directas e indirectas. El gasto adicional que esta práctica trae consigo para el usuario del servicio eléctrico, dista mucho de suponer una mejora en las prestaciones y en una seria contribución solidaria para frenar el cambio climático. Los parques eólicos nunca podrán aportar a la red una capacidad generadora estable; el viento no sopla al antojo de la demanda. La única manera de resolver el problema de la variabilidad del viento, consiste en utilizar sistemas de almacenamiento de energía, sin embargo, mientras esta no se pueda almacenar -para ello aún debe seguir evolucionando la tecnología basada en el hidrógeno- la energía eólica jamás será rentable para el consumidor.

La reducción de primas por parte del Gobierno, ha sentado muy mal en el sector eólico. Para José Donoso, presidente de la Asociación Empresarial Eólica (AEE) "los últimos meses de altibajos y esperpentos" conducirán a que 2009 acabe con 15.000 empleos menos en el sector, pronosticando que esta cifra podría llegar a los 18.000 puestos de trabajo si Industria no flexibiliza el registro de preasignación de renovables, permitiendo que en 2010 puedan instalarse los megavatios previstos para 2011. La AEE rechaza de plano la nueva normativa que crea el Registro de Pre Asignación de retribución, y se queja de que durante los últimos siete meses, los fabricantes no han recibido nuevos pedidos de promotores, al no tener estos la certeza de estar registrados.

En otros ámbitos opinan lo contrario, afirmando que la financiación de los empleos verdes impide a España salir de la crisis económica. Cada nuevo trabajo verde evita crear 2,2 empleos en otros sectores de la economía. Además, nueve de cada diez de estos nuevos puestos de trabajo se encuentran en la administración y la mercadotecnia. Cada puesto en la energía eólica cuesta más de 1 millón de euros en subvenciones. Las energías renovables representan en este momento un gasto de 28.700 millones de euros para España. Y el precio de la electricidad, como todo el mundo sabe, aumentó un 31%.

En el Reino Unido, el país con más días de viento efectivo al año en Europa, se han hecho cuentas y reconocen que el brillo que las aspas reflejan con el sol, no es oro reluciente. Durante el año fiscal 2007-2008, los consumidores de energía eléctrica británicos pagaron 1.000 millones de dólares a los propietarios de instalaciones eólicas. Esta cantidad irá en aumento hasta los 6.000 millones si se mantienen los planes estatales de instalar hasta 2020 parques eólicos con capacidad de generar 25 Gigawatios.

La Office of Gas and Electricity Markets (Ofgem), que regula en Gran Bretaña, el mercado eléctrico y del gas natural, ha expresado ya su preocupación por esta enorme carga para el contribuyente británico, además de denunciar que la actual política de precios oculta el verdadero coste de la energía eólica. De este modo, durante el año pasado, los precios de la energía eléctrica y el gas natural en el Reino Unido sufrieron las mayores subidas en el seno de la Unión Europea, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. El aumento medio en la UE fué del 15%, los precios británicos del gas y la electricidad aumentaron un 29.7%. La agencia estatal Ofgem, cree que las subvenciones a la energía eólica han sido el factor principal de las subidas de precios y se pregunta donde está la lógica de tal inversión pública si se compara con el hecho de que la eólica apenas cubre un 1,3% de las necesidades energéticas del país.

En agosto de 2008 la revista Energy Policy publicó un estudio de James Oswald, del que se extraen conclusiones que, no pueden pasar desapercibidas a nadie que pretenda planificar de forma consistente un modelo energético de futuro. La energía eólica no sólo es exageradamente más cara y menos fiable que otras, al mismo tiempo que tampoco supone un considerable ahorro en el consumo de gas natural.

Ya en 2005, investigadores daneses calcularon que los parques eólicos habían ahorrado a los consumidores 200 millones de dólares en la tarifa eléctrica. A simple vista esto significa un gran ahorro. Sin embargo, los mismos consumidores pagaron 280 millones en subvenciones a las empresas fabricantes de aerogeneradores, y 80 millones en una subida de impuestos con el propósito de subvencionar a la industria eólica. Desde el momento en que Dinamarca frenó las primas a la energía eólica, la construcción de turbinas cesó en el país pionero en promocionar este tipo de energía verde. Vestas, la compañía danesa fabricante de turbinas eólicas más grande del mundo -establecida en Villadangos- abrió sus operaciones en Colorado, USA. Y, a día de hoy LM Glassfiber, también danesa, prácticamente tiene cerradas sus plantas en Toledo y As Pontes, permaneciendo la de Ponferrada con un futuro incierto, hechos de los que se ha responsabilizado a los conservacionistas desde la patronal y los sindicatos.

Entonces, siendo el viento gratis. ¿Por qué a los promotores de parques eólicos no les sale rentable construir sin primas? ¿Por qué las empresas generadoras de energía eólica no pueden ganar dinero sin estas subvenciones? ¿No sería más sensato promocionar la minieólica?

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