viernes, 19 de febrero de 2010

Poemas y agujeros


No es la primera vez que las palabras de Emilio Gancedo aparecen por estos pagos 'bloggeros', en esta ocasión merecen de nuestra atención por su muestra de solidaridad con la poesía y nuestra desgraciada naturaleza, publicadas en su sección de Diario de León.

A esgaya | Emilio Gancedo

Uno afuraca la tierra en busca del negro carbón que viene con subvención bajo el brazo sin tener en cuenta la escoria desaguada que ahoga el futuro. El otro pica sin descanso el filón de la fantasía y nos cuenta que los hijos de los panaderos también pueden, si trabajan duro, tocar las estrellas con la punta de los dedos. Uno, con la excusa del progreso, destruye el monte que no es suyo. El otro, con la excusa de la fantasía, nos invita a entrar en paisajes abiertos a todo el mundo, esos de los que siempre se sale con alguna verdad en la faltriquera.

Del uno se recordará, con el paso del tiempo, estériles barranqueras, negras simas, un paisaje lunar en medio del paraíso verde, zarpazos a cielo abierto, cráteres muertos. Del otro quedarán versos y trazos libres donde se consigna el afán de todo hombre por descubrir las alas que se esconden detrás de su espalda.

Obviamente, nadie se los imagina sentados a la misma mesa. Más que nada porque uno vive soterrado en vericuetos estrechos siguiendo el rastro del pellejo de buey relleno de monedas de oro y el otro sobrevuela nuestras cabezas señalando el lugar al que dirigir las miradas, explorando la brillante línea del horizonte. Son, pues, dos niveles distintos de existencia. Se comprende la negativa del segundo a compartir mesa, mantel y homenaje con el primero.

Futuro, sí, trabajo, sí; pero nunca a costa de hipotecar la salud de un entorno privilegiado que -"ese sí"- constituye el verdadero futuro de las gentes; nunca saltándose a la torera las leyes nacionales y europeas, nunca con la mente aferrada al siglo XIX, tronzando la vida al paso de la piqueta. Jamás empleando las excavadoras como si fueran tanques. Hay minería responsable y hay delincuentes con corbata. Hay gente comprometida con la memoria y el trabajo y hay caciquismo brutal e impune.

¿De qué lado estamos?

1 comentarios:

Alto Sil dijo...

La mayoría estamos en el mismo lado.

El problema es que muchos de los que no están a gusto viendo la muerte negra prefieren seguir con su vida entre algodones, mirando la destrucción de soslayo, y aceptando que igual está escrito que eso tenga que ser así. Sin añadir a su vida las preocupaciones y tensiones del enfrentamiento con alguien que podría arruinar nuestra vida con un chasqueo de las yemas de los dedos. Y cuatro gritando no son suficientes, porque los cuatro que hay enfrente controlan el poder policial, el político y el judicial (casi nada).

Hasta ahora parecía que a Victorino Alonso se enfrentaban cuatro prejubilados aburridos y melenudos que se pasaban el día fumando porros (el estereotipo del ecologista mezclado con el de vecino habitual de comarca minera). Esperemos que las palabras de Juan Carlos Mestre o Emilio Gancedo supongan el descubrimiento por el resto de la sociedad de que la causa contra los actos de Victorino Alonso no son asunto de unos ecologistas de salón (nunca lo fue) sino de toda la sociedad, que ya está harta de tanta chulería, tanta ilegalidad, y tanta cobertura de estas salvajadas por parte de la clase política.

Lamentablemente, ahora que Victorino Alonso quiere hacerse con la propiedad del Diario de León, escritos como el de Emilio Gancedo pueden ser las últimas condenas que salgan en este medio.

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