sábado, 24 de abril de 2010

Langre, sudor y lágrimas


En torno a la sierra de Gistreo desde finales del siglo XIX se he llevado a cabo la extración de carbón, siempre de una forma totalmente descontrolada e insostenible, continuando en la actualidad esta actividad, ahora especializada técnicamente desde que a finales de los setenta el sistema de explotación a cielo abierto se generalizó por ser la forma más cómoda y económica para arrancar el mineral de la tierra. Partiendo del municipio de Brañuelas, por el este, la línea del 'oro negro' bordea la sierra hasta llegar al Sil, que divide la cuenca carbonífera. Ya metidos en el valle del Alto Sil, continuando aguas arriba hacia el norte llegamos a Laciana, el área carbonera más importante, dominada por el empresario Victorino Alonso (recientemente homenajeado por la Casa de León en Madrid), y donde mayores problemas soporta la naturaleza en su relación con la minería, siendo salvajemente devastada por explotaciones ilegales en espacios naturales protegidos, sin que esta práctica la detengan ni las sentencias de los tribunales,

Al oeste del río Sil se encuentra la localidad de Langre, en la cuenca de Fabero, tristemente conocida desde hace tiempo, al estar asentada sobre importantes capas de carbón, situación que afectó a sus casas que se resintieron y resquebrajaron debido a la actividad minera. Alarmados sus vecinos por las graves y abundantes grietas que afectaron incluso a la iglesia del pueblo, después de no obtener respuesta alguna por parte de la empresa para reparar los daños causados, deciden acudir a los tribunales, manteniendo un largo litigio de catorce años resuelto el pasado noviembre a favor de los vecinos.

Con estos antecedentes, y a pesar de que buena parte de la población vivió durante años del duro trabajo en el interior de la mina, Langre vuelve a ser actualidad por su dura convivencia con la minería. El motivo no es otro que la autorización concedida por parte del equipo de gobierno local de Berlanga, municipio al que pertenece, a la solicitud de permiso de obra presentada por la empresa Uminsa para realizar labores de extración de mineral a cielo abierto en los montes de Mouzón y Campillo. Este hecho en sí no sería noticia, teniendo en cuenta que para nosotros, por indeseable que sea no resulta novedoso, a no ser por la resistencia con que esta medida a contado dentro de la corporación municipal, al ser contestada por la oposición al considerar que "las irregularidades en las que está incurriendo la firma Unión Minera del Norte en el desarrollo de sus actividades en el municipio de Berlanga, son muchas, muy lamentables y muy graves", y exigir al alcalde que Uminsa pague los daños ocasionados en las viviendas, casas, iglesia, escuelas y calles del pueblo de Langre.

Sin embargo, el interés que esta noticia contiene no viene de la valiente actitud de una política de oposición que exige rigor en la gestión y transparencia en las cuentas de un ayuntamiento, pues probablemente se trate de una vulgar pataleta, sin otro propósito que desgastar al contrincante político, sino en la mala educación cívica y escasa moral de unos representantes legales elegidos democráticamente, al pugnar abiertamente y sin rubor alguno por cuestiones de interés personal olvidándose de las necesidades del pueblo. Teniendo en cuenta el triste historial de esta humilde y despoblada pedanía, resulta vergonzoso y lamentable que quienes acarician algo de poder, no piensen nunca en la dignidad de un pueblo maltrecho y siempre en ver la forma de permanecer en la silla y cómo repartirse los cuartos.

Deben ser muy inseguros esos montes, porque de lo contrario más de uno ya estaría pensando en colocar algunos molinos en la misma puerta de Ancares, siguiendo el ejemplo de los ayuntamientos de la sierra de Gistreo, donde con el cambio de minas por eólicas se está haciendo una auténtica reconversión industrial.


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