miércoles, 25 de agosto de 2010

"Estamos vendiendo cada día la vida por un puñado de monedas"


Siempre es un honor y un placer poder contar con la presencia de la persona más relevante del ámbito conservacionista español, como es Joaquín Araújo, aunque en esta ocasión sea de prestado por la entrevista concedida recientemente al diario económico Cinco Días. Joaquín, que en la foto aparece con Emilio de la Calzada y el equipo de grabación durante un rodaje de la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica, es el gran comunicador, divulgador y poeta del patrimonio natural ibérico, desde sus comienzos al lado del inolvidable Félix Rodríguez de la Fuente. Obtuvo en 1991 el Premio Global 500 que concede la ONU, equivalente al premio Nobel de la naturaleza, contando también con el Premio Nacional de Medio Ambiente.


Parecen existir incontables retos ecológicos. Personalmente, ¿cuáles son los que le inquietan más?

Algunos que pueden parecer un tanto abstractos, pero que son los causantes de lo demás. Por ejemplo, la incapacidad para controlar la codicia de unos pocos listos. Ni la democracia ni los medios de comunicación han conseguido crear mecanismos para evitar ser derrotados una y otra vez por los deshonestos. Me preocupa igualmente el apoltronamiento de la sociedad en lo fácil, que hasta empobrece el lenguaje. Se valora en cambio la productividad del dinero sin esfuerzo, un fenómeno atroz. Nunca he invertido en Bolsa ni lo haré; me parece inmoral esperar que el dinero trabaje solo.

Todo lo que comenta parece incidir en problemas de educación.

El desastre en la educación existe, pero empieza por la falta de educación de quienes están destruyéndola, antes que por los propios escolares. Habría que conseguir que se entendiera la educación como una segunda piel, algo que se lleva puesto del primer al último día de vida.

¿Lo tiene peor España de cara al futuro que otros países?

España es uno de los grandes agresores mundiales del medio ambiente, que compite por el primer puesto en derroche energético. Nos subimos al autobús de la opulencia a una velocidad absurda para convertirnos en el primer destructor de territorio en proporción a nuestra superficie y población. Como nuevos ricos, somos de gatillo fácil para el desprecio hacia lo precedente, hacia el legado natural y cultural de que disponemos.

¿Qué opina de las iniciativas medioambientales que se originan en el mundo de la empresa?

Son sobre todo operaciones de lavado de cara, y resulta un poco cansina la utilización continua de términos como "sostenibilidad" y "transparencia" para cualquier tontería hasta terminar por desvirtuarlos.

¿Por qué no ha cuajado en España una alternativa política verde como en otros países europeos?

Las formaciones políticas convencionales urdieron muy bien distintas añagazas para atomizar esa opción, que se sumaron a los inevitables personalismos o a la incorporación de muchos rebotados de la izquierda extraparlamentaria que llegaban con planteamientos, por decirlo resumidamente, poco coherentes. En 1986, por ejemplo, en plena alza del movimiento verde europeo, se presentaron en España cinco listas diferentes: ninguna consiguió presencia parlamentaria, aunque sumando sus votos hubieran sido la tercera fuerza política.

Sin embargo, la llegada al poder de fuerzas ecologistas no ha supuesto en apariencia un gran cambio.

Es cierto que el movimiento ecologista se ha profesionalizado y se ha burocratizado, pero a cambio se han conseguido logros notables. Los cinco grandes grupos ecologistas actuales en España mueven presupuestos y realizan actuaciones que hubieran sido un sueño al comienzo de mi actividad. Pero la destrucción de patrimonio natural se ha incrementado en una proporción aún mayor. De los 95 índices de salud ambiental que elabora la propia Administración española, sólo tres han ido a mejor. Estamos vendiendo cada día la vida por un puñado de monedas.

¿Intuye alguna posibilidad de que esa situación cambie?

Me parece interesante la idea de refundar la izquierda. El mundo de hoy es de derechas, y se corre el peligro de que la derecha tradicional derive hacia una dictadura y hacia la pérdida total de las conquistas sociales. A estas alturas, temo más una catástrofe social y política que una medioambiental.

Se discute la viabilidad de las energías sostenibles. ¿Puede darnos una visión realista de sus posibilidades?

Puedo ofrecer mi propia vivencia como agricultor y ganadero. Toda la energía que consumo es autoproducida por placas fotovoltaicas. Cada uno debe actuar por su cuenta, sin esperar que venga el alcalde a resolverle los problemas.

¿Cree en alguna razón de tipo empresarial por la que las tecnologías limpias no triunfen?

No. Se trata sobre todo de un problema de desconocimiento y de estar acostumbrado a otras cosas. La agricultura ecológica se dice que es cara y que es complicada. Todo falso a día de hoy.

¿Cómo le ha afectado la crisis económica personalmente? ¿Ha cambiado su vida en algo?

Mi vida profesional se mueve en muchas facetas. En algunas no me ha afectado; en otras comienzo a notarlo. Tengo menos encargos para libros, ninguna presencia en cursos de verano -por primera vez en décadas-, cayeron los precios en las colaboraciones periodísticas, se paralizaron exposiciones previstas... Pero para mí, a diferencia de otras personas, es casi una bendición. Tengo unos ahorros, mis tierras de Extremadura y, si tengo menos trabajo, podré estar más tiempo en el campo. Por lo demás, predije esta crisis en cientos de ocasiones, especialmente en lo que se refiere a la burbuja inmobiliaria. El segundo principio de la sostenibilidad es no tener deudas. Y se hizo una trampa increíble, la de afirmar que la deuda no era pasivo... Algo tan aberrante que parece mentira. Como también es increíble que, una vez pillados, no se hayan sonrojado; reaccionaron como el adúltero al que encuentran en la cama con otra mujer y lo niega. Y ha funcionado.

Julián Díez | Madrid 17/08/2010

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