miércoles, 15 de octubre de 2008

Asturias está aquí, a un paso

LOS EÓLICOS EN OSCOS-EO

Por Pedro Rocha Coladas.

Desde hace tiempo en la Comarca Oscos-Eo un grupo importante de vecinos se opone públicamente a la instalación de parques eólicos en sus montes. Me solidarizo totalmente con ellos.

No conozco a nadie que los quiera en su tierra. Me dicen que hay un alcalde asturiano que los quiere. Bueno, también hay alcaldes que quieren cementerios nucleares y gobernantes albaneses dispuestos a sacrificar a sus ciudadanos instalando centrales nucleares que no quieren los italianos.

En defensa de las «energías verdes» se aducen causas de «interés general» que van desde «la dependencia energética» a la «reducción de emisiones atmosféricas» (¡cuidado, la energía nuclear puede acabar pintada de verde!). En ningún momento se habla de las «expectativas» que los grupos inversores (de la energía y de otros sectores) han puesto en este nuevo segmento de «crecimiento». Tampoco se quiere hablar de las razones profundas que nos llevan a un consumo desordenado de energía ni de por qué siempre somos los mismos (el mundo rural, especialmente la montaña) los que acabamos pagando el despilfarro consumista del mundo urbano.

Yendo por orden, quisiera contestarme a las tres cuestiones anteriores.

Quebradas las expectativas de las burbujas inmobiliarias y otras, muchos inversores financieros han puesto sus objetivos en este nuevo paradigma (las energías limpias sustituyen en el imaginario capitalista a los paraísos verdes creados en los secarrales y las disputas por el viento a las disputas por el agua). En esta batalla feroz por las concesiones eólicas todo, o casi todo, parece valer. López Isla- Consejero Delegado de Unión Fenosa ve «en la especulación, en la que hay muchos intereses y compromisos que cumplir y por la que se producen movimientos para comprar y vender y no para generar energía» la razón última de estas batallas (declaraciones a la prensa gallega el 12 de mayo de 2008). Nadie puede negarle plena autoridad en este tema al señor López Isla.

Se apela al «interés común» para defender la necesidad de producir más energía. Sabemos que las llamadas al «interés común» la mayoría de las veces esconden intereses nada comunes.

Nuestro modelo actual de crecimiento económico es muy ineficiente. En la última década el consumo de energía en España ha crecido a doble ritmo que el Producto Interior Bruto. Este «crecimiento» se ha reducido (de penalty) a la mitad o menos y nuestro consumo energético sigue subiendo. Esta paradoja (alto consumo/pobre crecimiento) sólo se puede resolver yendo a las causas estructurales que llevan al despilfarro y no alimentando las patologías que la causan.

El profesor José Manuel Naredo demuestra que «las reglas del juego económico habitual tienden a ordenar el territorio en núcleos atractores de capitales, población y recursos y áreas de abastecimiento y vertido». Mientras que los vecinos de Madrid (Comunidad extremadamente deficitaria en energía eléctrica) no quieren centrales «de ciclo combinado» en Tajuña ni parques eólicos en su sierra Norte y la Generalitat de Cataluña ha dicho que «el plan eólico no toca ahora», los gobiernos de Galicia y Asturias han apostado decididamente por los «gigantes» (que no molinos, diría Sancho). Galicia se ha decantado por «chocolate para todos, aunque no guste». Asturias ha reservado las ventajas (también algún inconveniente) para el Occidente (le llaman tercio occidental). Pecando de simplificador, las directrices sectoriales del Principado se resumen en:

  1. Todos los parques eólicos para el Occidente. En el resto de Asturias el viento se ha ausentado.
  2. Los valores ambientales y paisajísticos de las montañas occidentales no existen o son menores y los daños ambientales son fácilmente solubles y en gran medida, «subjetivos».
  3. Los vecinos del Occidente son pocos, no trabajan, no tienen niños y, evidentemente, no tienen futuro.

Aunque a ningún vecino de Oscos-Eo le gustan los parques eólicos sobre la Bobia y otros montes, algunos de entre ellos sostienen que, además de la «contribución al Protocolo de Kioto» y otras zarandajas, con los «gigantes» vendrán empleo estable y rentas para los propietarios de los montes y para los ayuntamientos. Evidentemente no vendrá un sólo kilovatio para la comarca, ni la energía eléctrica bajará de precio y el paisaje, la fauna, la salud y bienestar de los vecinos y las actividades económicas, no sólo el turismo, se resentirán, pero? «de males mayores hemos salido».

Hablando de beneficios es bueno cuantificarlos en su justa medida. ¿Qué beneficios quedan en la comarca? Según los datos que suministra la Asociación Empresarial Eólica vendrían de tres orígenes.

  1. Alquiler de tierras: esta asociación los estima en un 2% de la facturación esperada. Si fuera así, cada generador de 2MW rentaría unos 8.000 euros alaño al propietario al que cayó en suerte el peor trozo de monte en la última concentración parcelaria. La realidad es que, después de importantes enfrentamientos, las comunidades de montes de Galicia arrancaron 600 euros al año o menos y a los vecinos de Trevinca (Ourense) que ya han parado un parque, les ofrecen ahora el 1,4% de los beneficios esperados, es decir 740 euros por año y molino.
  2. Empleo local: siguiendo el argumentario de la asociación, por cada diez molinos se generan cuatro puestos de trabajo en «mantenimiento y conservación» (es decir, posible empleo local). La realidad (tozuda) dice que los cincuenta «gigantes» de Illano crearon un empleo en el concejo y otros dos entre Vegadeo y Villanueva. En A Capela (Coruña) treinta y seis molinos han creado dos empleos. Se puede repetir la encuesta al infinito y aparecerá medio empleo local por parque.
  3. Los ayuntamientos recibirán ingresos por los parques. Como esto es nuevo y ni la «asociación eólica» los contempla en sus cuentas, ni la mayoría de los ayuntamientos los reciben, vamos a esperar a ver en qué queda este nuevo beneficio. Siempre se habla, (también ahora), de que uno de los grandes beneficios vecinales se obtendrá a través de la mejora de las rentas municipales. La experiencia dice que, incluso cuando la hacienda municipal mejoró, esto no ha repercutido de forma medible sobre las rentas de los vecinos ni se ha dinamizado el tejido socioeconómico.

Pobre balance. Si la vida fuese sólo dinero, el «negocio» para la comarca sería ruinoso.

La pequeña experiencia (única en España) que significó el programa Oscos-Eo, integrando esfuerzos de las administraciones y los vecinos, demostró que una estrategia de largo plazo es posible, económicamente sostenible, ambientalmente rica y socialmente progresista. Necesita tiempo, innovación y consenso social. Por otra parte es frágil y todo lo ganado en veinte años puede destruirse en muy poco tiempo.

La responsabilidad de que las decisiones que se tomen no rompan las dinámicas del desarrollo corresponden a las instituciones públicas y también a los ciudadanos asturianos en su conjunto, no sólo a los habitantes de la Montaña Occidental.

El monte y la energía siempre estuvieron íntimamente ligados, también en su destino histórico. La situación actual que pretende condenar a los montes del Occidente asturiano y de media Galicia a un cambio radical de uso es repetición de dos hechos cotemporales (años sesenta del pasado siglo) por los que, por una parte se anegó toda la cuenca del Navia y por otra, el Estado repobló, con la colaboración imprescindible de los concejos, todos (o casi todos) los montes privados. De ambas políticas se iban a derivar consecuencias muy positivas para la comarca, electricidad abundante y barata, rentas de trabajo en las centrales, empleo forestal y grandes rentas municipales por los pinos. La realidad es que la emigración forzada fue masiva, los pueblos estuvieron sin luz hasta los planes de electrificación del Principado y los Ayuntamientos no tenían dinero ni para pagar al que debía abrir la puerta. De la política forestal sólo quedó abandono, degradación y humo.

El 22 de enero de 2003, cuarenta y cinco mil niños, escolares de toda Galicia, abrazaron el mar de Costa da Morte, no sólo para curarlo de los males del «Prestige» sino también para avisar a los adultos poco sensibles de que ellos lo defenderán de otros ataques y que son la garantía de su conservación.

Los afectados directamente debemos hablar con nuestros hijos y nietos y dejarnos guiar por ellos. Son los afectados principales y también los sujetos más sensibles al futuro.

Los montes de Occidente son los más antiguos de Asturias y los más generosos, ya que se dejan labrar hasta la misma cumbre. Su belleza es distinta y única. Un amigo poeta me dice que Modigliani no pintó mujeres sino estos montes y después les puso alma y rostro. ¡ No me cabe ninguna duda!.

Pedro Rocha Coladas fue gerente del Plan de desarrollo Oscos-Eo

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