lunes, 5 de octubre de 2009

Ecologistas



Algunos tiburones expertos en navegar por mercados emergentes y a ser posible desregulados, criminalizan a los ecologistas precisamente porque tienen la rareza de solidarizarse con los problemas ajenos y les señalan diciendo que sólo se representan a sí mismos, cuando lo que hacen es representar a todos los demás. Viene esto a propósito de la cascada de acusaciones contra ellos a raíz de las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León que demuestran que todos los parques eólicos de León incurren en fraude de ley y acumulan irregularidades que han llevado a la fiscalía provincial de Medio Ambiente a denunciar su posible relevancia penal, por prevaricación ambiental.

Sorprende la corte de insumisos de toda condición y militancia que, lejos de exigir a los promotores eólicos que respeten la ley y el orden, responsabilizan a los ecologistas y al Ministerio de Industria de las consecuencias de aquellos desmanes recogidos en sede judicial. También les responsabilizan de que, haciendo uso del libre mercado, algunos prefieran comprar sus componentes lejos de nuestras fronteras.

Los colectivos ecologistas no militan contra las energías renovables, entre ellas la energía eólica, todo lo contrario. Lo que hacen precisamente es recordarnos que existe un Plan Ambiental Eólico Regional que todos debemos respetar, como también es de obligado cumplimiento la legislación Europea para la preservación de las especies y hábitats, así como la legislación de nuestra autonomía sobre la protección de flora y fauna.

Cuando más arriba empleamos la palabra insumisos nos referimos tanto a emprendedores como a sindicalistas y cargos públicos que deberían saber que un sector estratégico como lo es el de la energía, no se puede entregar a intereses privados y mantenerlo al margen de la ley, ni en la convocatoria, ni en la adjudicación, ni en el desarrollo de los proyectos, porque eso no hay estado de derecho que pueda soportarlo. Bienvenidas sean las palas eólicas, siempre que sus promotores, lejos de maquillar informes medioambientales, se sometan a la ley como cualquier hijo de vecino que sabe que toda conducta humana, también la empresarial, tiene sus límites, que no todo el monte es orégano.

Silla baja
José Álvarez de Paz
04/10/2009

2 comentarios:

victor rodriguez dijo...

Los peores son los sindicalistas,estos que después piden justicia, libertad y solidaridad.
No solamente actuan por ahi, aqui en Laciana son la correa de trasmisión de Victorino.
Seguimos adelante.
Saludos desde Laciana

Rubén Portas dijo...

Ni un paso atras! Ánimo! que eso no se convienta en las sierras gallegas.

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