jueves, 22 de octubre de 2009

El doble filo de la energía eólica


Las energías renovables nacieron como alternativa a las energías que utilizan combustibles fósiles, aquellas que tienen fecha de caducidad y cuyas emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera son incompatibles con la intención de revertir el cambio climático. La filosofía primigenia de las energías renovables está basada en una paulatina sustitución de los combustibles fósiles por las energías renovables, que supuestamente no tienen ningún coste de producción, ni daño para el medio ambiente y además son inagotables, en términos de tiempo humano. Este argumento es tan loable y válido que ningún sector de la sociedad puede dudar o negarse a dar un paso adelante tan positivo para nuestra calidad de vida, y para la de los que vengan. De hecho la acogida previa que tuvieron las energías renovables en toda Europa fue unánimemente positiva.

Pero el tiempo ha ido ensuciando la cara limpia de las energías renovables, y nuestros países vecinos, tan europeos y siempre por delante en cuanto a sensibilidad ambiental se refiere, hace tiempo que se han puesto de manifiesto que energías de las llamadas verdes, como la eólica, pueden estar enfocándose equivocadamente (para más información: http://www.epaw.org), por lo que están perdiendo ese valor primigenio con el que nacieron. Este tipo de aprovechamiento energético ha pasado a convertirse en un negocio más. Objetivo deseado de más de un avezado empresario, que buscando sólo su interés personal, secuestra además el beneplácito y el consentimiento de una sociedad cada vez más concienciada con el medio ambiente y la calidad de vida real, a través de una información sesgada y tramposa. Ser verde, ser ecológico está de moda. Los políticos lo saben. Empresarios y grupos económicos surgidos de yacimientos de negocio totalmente alejados de lo ecológicamente sostenible, han visto en las energías renovables una doble oportunidad: beneficiarse de enormes subvenciones y virar su imagen hacia el color verde. Color verde que con el agua destiñe.

En Francia, Inglaterra o Alemania ya lo saben y las cautelas que se toman ante los nuevos proyectos eólicos van y ven más allá de la mera producción energética a cualquier precio. Estos países consideran muchos más factores que en nuestro caso: daños al paisaje natural y humano (pueblos con arquitectura valiosa), destrucción y fragmentación de hábitats derivados de la infraestructura alrededor de las turbinas eólicas (carreteras y pistas de acceso, líneas de evacuación eléctrica, subestaciones, etc…), o afección a las aves y murciélagos. Además se pone en tela de juicio la eficacia energética de los molinos eólicos y se recomienda dar prioridad a la energía fotovoltaica y geotérmica. Pero la realidad en España es otra, la sociedad está confundida, cuando no engañada y la energía verde sigue ganando adictos incondicionales incapaces de discernir más allá de energía renovable. Mientras, algunos promotores eólicos crean confusión y tachan de eternos inconformistas a los ecologistas que se oponen a la ubicación de parques eólicos en los lugares más salvajes de la Cordillera Cantábrica. El caso más espeluznante y que resume la realidad de la energía eólica en nuestro país, es lo que en estos momentos está sucediendo en las montañas leonesas.

La provincia de León cuenta con uno de los mayores potenciales ecológicos de este país, consecuencia de su extensísima y compleja superficie a caballo entre dos dominios climáticos y biogeográficos (el atlántico y el mediterráneo) y baja densidad de población. Estos factores son la clave para el mantenimiento de especies en peligro de extinción que necesitan tranquilos y extensos dominios para poder desarrollar si ciclo vital, como el caso del oso pardo Ursus arctos y el urogallo cantábrico Tetrao urogallus cantabricus. Ambos catalogados bajo el triste epígrafe de En Peligro de Extinción en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, lo que les confiere el máximo nivel de protección y compromete a las Administraciones a la aplicación de todas las medidas posibles para frenar su extinción y poner todos los medios disponibles para recuperar sus poblaciones. Además, la provincia de León se encuentra entre las regiones exportadoras de energía, de forma que mucho de ese potencial se pierde en el acercamiento de esa energía hacia las comunidades deficitarias de energía (Cantabria, Pais Vasco, Valencia, Madrid y Cataluña), lugares en los que estas energía llamadas verdes serían mucho más eficientes y sostenibles.

León no es un jardín zoológico ni un coto de caza de unos pocos. A través de estos ecosistemas y estas especies devuelve a la sociedad aire limpio, calidad ambiental, agua, información científica, educación y otra serie de bienes medioambientales que se pueden valorar en dinero pero que no se pueden fabricar con dinero.

Actualmente 17 proyectos eólicos, en diferente estado de tramitación y de construcción, están siendo ejecutados en la estribación sur de la cordillera Cantábrica en la provincia de León y las comarcas de Omaña, Cepeda y Bierzo Alto. En estas cumbres y cordales habita el núcleo de urogallos más sureño del mundo. Estos urogallos, diferentes a todos los demás, son únicos porque viven en bosques mediterráneos, mientras que sus hermanos lo hacen en los bosques eurosiberianos del norte, y su manera de vivir difiere tanto de la de sus congéneres que ha quedado fijada en unos rasgos genéticos distintivos. Estos urogallos ocupan los bosques más ricos de la cordillera Cantábrica en cuanto a biodiversidad se refiere, por lo que son los urogallos la etiqueta de máxima calidad de estos bosques. Conservando los urogallos conservamos todas las especies que comparten hogar con ellos, es lo que los científicos denominan especie paraguas porque protegiendo esta especie en concreto, conservamos un amplio elenco de otras especies con requerimientos ecológicos menores. Es decir, el urogallo nos facilita las cosas a la hora de mantener la biodiversidad ya que centrándonos en su conservación, mantenemos la máxima biodiversidad de los lugares que habita.

La totalidad de esos 17 proyectos eólicos incumple de una u otra manera la legalidad: bien carecen de alguna licencia (que curiosamente obtienen al día siguiente a la interposición de denuncia por el SEPRONA), bien omiten en sus EsIA (Estudios de Impacto Ambiental) la presencia de estas especies en peligro, ya que esto supondría demasiadas trabas para su ejecución. Pero si grave es omitir en un EsIA la presencia de una especie en peligro de extinción, más grave es que el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León (órgano competente en este caso), emita una DIA (Declaración de Impacto Ambiental) favorable, a sabiendas de la afección que estos proyectos tienen para una especie en peligro de extinción, como el urogallo cantábrico.

Entretanto agentes medio ambientales, grupos ecologistas y ciudadanos del entorno observan con horror cómo se destruye y se humaniza, con el terrible ruido de la gran maquinaria, un entorno hasta entonces casi intacto.

Este entramado energético-económico-administrativo enreda y desdibuja los límites entre las grandes y las pequeñas empresas eólicas y entre éstas y la propia Junta de Castilla y León y sus altos cargos (esos que trabajan en pos del bien común). El caso más apabullante de la complicidad que existe entre empresarios y Junta de Castilla y León queda patente en el proceso penal abierto a un alto responsable del Servicio Territorial de Medio Ambiente de León por la falsificación de las alegaciones interpuestas a un proyecto eólico. Concretamente por la supresión en ellas de todo párrafo que hacía referencia a la presencia de urogallo…

Indudablemente el buen hacer de los publicistas televisivos nos muestra la cara más amable de este sector energético y nos convence de lo bueno que es comprar energía verde. Pero quizá esas empresas no lo sean tanto como quieren hacernos creer, aunque lo que es seguro es que los ciudadanos tenemos derecho a elegir y a saber lo que ocurre antes de que se encienda la luz tras pulsar el interruptor. Ahora juzguen ustedes mismos cuando vean en televisión lo bueno que es comprar energía verde, pero cuidado, sean precavidos y no se corten con el doble filo de la energía eólica, afilado y aguzado por intereses que nada tienen que ver con ese color. Y recuerden, los empresarios persiguen enriquecerse, lo cual es lícito, pero no a costa de los bienes intangibles de la sociedad.

No quiere esto decir que hay que parar las iniciativas sobre energías renovables, sino que lo que hay que parar son los proyectos aprovechados y arribistas que no cuentan entre sus medidas y gastos con medidas correctoras, limitaciones o cautelas. Disponemos de personal humano suficientemente cualificado para buscar emplazamientos adecuados para los parques eólicos, lugares donde las afecciones al medio sean mínimas y realmente sostenibles. Es necesario poner en práctica responsabilidad y creatividad, y saber cortar en el punto de no retorno.


Grupo de Estudio y Defensa de la Montaña Oriental Leonesa (GEDEMOL)
Asociación para el Estudio y Protección de la Naturaleza "Urz"
Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica
Plataforma para la Defensa de Gistreo
Ecologistas en Acción de León
Plataforma Filón Verde
A Morteira
Tyto Alba

3 comentarios:

Casimiro Martinferre dijo...

La verdad es que estoy preocupado por los pobrecitos empresarios o en su defecto alcaldes. Si la fórmula empírica del tema eólico da como resultado la inutilidad, no tardará mucho en palmarla, y en consecuencia los pringaos verán cómo la ubre de este pelotazo seca, dejando de manar euros hacia sus bolsillos, que es de lo que se trata, no de producir energía limpia. Hemos de proteger a los pringaos (aunque no sea especie abocada a la extinción ni mucho menos) ante la adversidad que se avecina, para lo cual propongo o pregunto: ¿habrá desarrollado alguien un sistema que al mismo tiempo permita el refocilamiento del pringao en los dineros públicos y en la corrupción mientras promueven la regeneración de bosque y fauna? Pues que lo diga.

Javier G. Pérez dijo...

Ahora es demasiado tarde. La máquina de generar dinero ya se puso en marcha y, no entiende de lugares mejores o peores, sino, todos para instalar los polígonos industriales eólicos, que es lo que son.
Cuatro urogallos, águilas reles, perdiceras etc. no van a parar la riqueza ofrecida a pueblos perdidos de la mano de Dios( que es lo que piensan,dinero,dinero,dinero,) precisamente ahora que llega el maná de los molinitos.
Hay que reconocer, por lo menos desde mi punto de vista que, los grupos de élite del ecologismo nacional con su escasamente estudiado impacto medioambiental de la industria eólica,"la cagaron con ventanas a la calle".
No supieron ver la jugada o, tal vez, sean beneficiarios por algún lado de la divulgación de dicha energía.
Saludos.

Unknown dijo...

Hola que tal, yo creo que si que es el momento perfecto para que Cantabria, que es el caso que me ocupa, lleve a cabo la energía eólica. El paisaje se verá perjudicado si, pero también con la llegada del cambio climático, eso si que será una catastrofe, destruira montañas, valles, animales...La energía eólica es una posible solución ante esto. Es mi opinón, nose...Tengo un blog muy interesante donde hablo de ello, y me encantaria invitaros:
http://larespuestaestaenelviento.wordpress.com/
Un saludo a todos

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